Experiencia Somática – Diafreo

Un par de meses atrás, un amigo mío me recomendó una terapia cuerpo-mente llamada diafreo (o diafreoterapia). Nunca había oído hablar de ella antes de trasladarme a España, y me sorprendió descubrir cuán poca información estaba disponible en inglés, en comparación con la abundancia de videos y artículos en español.

La palabra diafreo en griego significa “Abro y dejo pasar”. La filosofía de esta terapia es que nuestros cuerpos están inextricablemente ligados a nuestras emociones y que al trabajar en el cuerpo, no sólo liberamos tensiones, reestructuramos la alineación de las principales cadenas musculares y recuperamos la simetría del cuerpo, sino que también nos damos espacio para liberar Emociones y recuerdos que el cuerpo ha almacenado a lo largo de nuestras vidas. Por lo tanto, la conciencia del cuerpo está conectada con la conciencia de nuestras emociones, y la armonización y curación de uno tendrá el mismo efecto en el otro.

Mi experiencia con la Diafreo hasta ahora ha sido nada menos que mágica. Estoy segura de que este tipo de trabajo cuerpo-mente sería increíblemente beneficioso para mí en cualquier circunstancia, pero como estoy entrando en la segunda mitad de mi octavo mes embarazo, realmente no puedo pensar en una mejor manera de pasar 1,5 horas cada semana.

En el sentido físico, he experimentado un maravilloso alivio de las tensiones y dolores en mi cuerpo cambiante. Algunas de estas sensaciones están relacionadas con la progresión natural del embarazo, mientras que otras se deben a mi tipo de cuerpo específico, la postura, la historia y la actividad diaria. Por ejemplo, generalmente encuentro que me siento más relajada y flexible en los días en que me muevo más que cuando me siento delante de la computadora. En el comienzo de cada sesión de diafreo cuando me acuesto en la alfombra (la mayoría de la terapia tiene lugar mientras estoy acostada), siento como si el peso de mi cuerpo fuera absolutamente enorme y todo aparentemente concentrado en mi sacro. La única manera de explicar la sensación es como si toda la Tierra fuera un imán gigante y mi sacro fuera el lugar exacto donde mi cuerpo metálico se fundía con él. Estos momentos de tomar conciencia de la gravedad de una manera tan profunda, son también una oportunidad para notar el aliento, escanear el cuerpo y tomar conciencia de cualquier emoción o sensación sobre lo que es vivir en mi cuerpo en ese momento.

Durante las sesiones, el terapeuta trabaja con las diferentes tensiones en el cuerpo mientras que suavemente guía a través de técnicas de respiración, y hace preguntas para facilitar cualquier liberación que podría ocurrir – ya sea física o psíquica. Las sensaciones físicas reales varían de cosquillas a dolorosas, pero con el espacio y las formas de expresar todo eso a través de la respiración, la voz o los movimientos, se convierte en la experiencia más increíble, tan sólo estando presente y presenciando el flujo y reflujo de todo.

Ciertamente se siente que durante las sesiones hay nuevos espacios creados en mi cuerpo ciertos músculos se relajan y los huesos reajustan a una posición más óptima. Normalmente durante las sesiones experimento muchos movimientos de mi bebé, lo que es una indicación de que el bebé también está cambiando de posición o se mueve a donde hay menos tensión y más espacio. Sigo describiendo que al final de las sesiones  mi cuerpo se siente como si estuviera hecho de nubes – luz, espacioso y de alguna manera ilimitado, como si todo lo que me rodea fuera una extensión de “mí”.

Además de los beneficios físicos, la diafreo ha sido una maravillosa oportunidad de estar presente en mi cuerpo y estados emocionales. Numerosos recuerdos, pensamientos y sentimientos surgen a través de los cambios y sensaciones en mi cuerpo. Me sorprendió  sentir un cosquilleo en mi músculo psoas, que me llevo a las lágrimas y a recuerdos de momentos tristes en las relaciones pasadas, o sentir como llegan imágenes de todas las citas al dentista  durante un ejercicio para liberar la tensión de mi mandíbula. También ha habido momentos en que ciertas posiciones o movimientos del cuerpo han permitido que los temores o preocupaciones resurgieran en relación con el embarazo y el parto y de las que no era ni siquiera consciente.

Las sesiones terminan con hermosas meditaciones sobre nuevos espacios abiertos en mi cuerpo y mente. Me guía a imaginar una corriente de energía vital que está llenando mi cuerpo de luz, iluminándome a mí ya mi bebé. Estos momentos me inundan con profunda gratitud por poder conectarme y honrarme de tal manera y con amor por este diminuto ser que está a punto de entrar en nuestras vidas.

El tema clave del diafreo consiste en darnos la oportunidad de estar presentes con todas las sensaciones físicas, emociones y pensamientos que hay en cada momento. Abrir y dejar fluir exactamente como es sin juzgar, agregar etiquetas, resistir o suprimir. Después de todo, ahora es todo lo que realmente tenemos.

Fuente: Asta en su blog “Wildish Wonder”